"Se trata de la 2ª restauración ecológica en esta zona, particularmente sensible para los chimpancés y muy degradada por la actividad humana"
Por segundo año consecutivo, el Instituto Jane Goodall (IJG) en Senegal, gracias a la Fundación Bioparc -entidad creada por los zoológicos Bioparc Fuengirola y Bioparc Valencia para la contribución a la conservación-, ha realizado con éxito una restauración ecológica en el valle de Nandoumary, en la falda de la montaña Ñaca Ñaca. Esta última, situada en el suroeste de la Reserva Natural Comunitaria de Dindéfélo (RNCD), funciona como un corredor ecológico natural para los chimpancés. Es decir, es utilizado por estos, y otros animales, para comunicarse y trasladarse entre las diferentes áreas de la Reserva, y entre Senegal y Guinea.
Al igual que en la reforestación del año anterior, desde el IJG se localizó este corredor en concreto a partir de los datos extraídos del seguimiento ecológico y etológico de chimpancés que el Departamento de Investigación lleva realizando durante años, y en el que figuran las zonas más antropizadas, es decir, aquellas áreas más degradadas por la actividad humana, y que alteran violentamente el ecosistema de los animales salvajes.
A raíz de estas evidencias, se localizó en la zona un campo de cultivo abandonado en el que plantar las más de 1.000 plantas seleccionadas por el IJG, priorizando aquellas que aporten sustento y alimentación a los chimpancés. Algunos de estos ejemplares fueron el “samano” (Cordya mixta) o el “goumbambe” (Cola cardifolia), cuyos árboles ofrecerán a los chimpancés tanto alimento como material para hacer nidos; el “ede” (Sclerocaria birrea), que no solo les servirá como alimento, sino que además fertilizará el suelo; o el “lare” (Saba senegalensis), cuyos frutos aportarán lianas y alimento susceptible de ser consumido tanto por los chimpancés como por la población local.
En cuanto a la ejecución del proyecto, se trata de un proceso particularmente largo, en el que se busca la sostenibilidad del mismo y, sobre todo, el consentimiento y el compromiso de la población. De ahí que se priorice la contratación de la población local o se realicen charlas y reuniones con los dueños y responsables con el objetivo de que todos los habitantes conozcan el fin del proyecto antes de que este empiece. En este sentido, se contrataron servicios de transporte y mantenimiento de la zona, y se formó y se contó con 10 trabajadores locales para llevar a cabo la reforestación.
Un largo proceso
Recoger y buscar las semillas seleccionadas junto a los asistentes locales del IJG; plantar más de 1.000 plantas en un vivero justo antes de la época de lluvias; o transportarlas en un camión por terrenos irregulares fueron algunas de las acciones que se llevaron a cabo durante el inicio de la reforestación. Sin embargo, y en un repaso de las acciones realizadas, desde el Departamento Agroforestal del IJG destacan el reparto de las diferentes plantas sobre el terreno afectado como la tarea más difícil. En este sentido, miembros del Departamento y trabajadores locales pensaron y realizaron la distribución de las plantas en función de las necesidades de cada especie – más sombra o mayor cantidad de agua- y siempre buscando una sucesión diversa y no uniforme, con el fin de dotar al terreno de una apariencia de regeneración natural.
En la actualidad, la joven plantación cuenta con la custodia de dos trabajadores locales que durante meses asegurarán el correcto desarrollo de la misma. El objetivo es proteger la reforestación ecológica del fuego o del ganado, y así asegurar que en un futuro próximo chimpancés y otros animales cuenten con un ecosistema que favorezca tanto su desarrollo como su conservación.
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